La policía sostiene la hipótesis de que el crimen está relacionado con las críticas hechas por Santos en su programa, contra varios políticos de la región. Antes del 22 de julio, el policía Valter do Nascimento Rocha, titular de la Delegación Municipal de Santana do Ipanema, ya había escuchado el testimonio de 10 personas, sin aún poder encarcelar a nadie. “Es un caso muy delicado, porque el periodista tenía un carácter temperamental, actuaba impulsivamente y denunciaba a administradores, alcaldes, y políticos”, señaló la policía.

La noche de ese domingo, cerca de las 7:25 p.m., el periodista se disponía a guardar su vehículo que había estacionado frente a su casa. Luego de dejar el automóvil, fue sorprendido por un desconocido, quien luego de dispararle cuatro tiros, huyó a pie. El hijo de Santos, de 16 años, salió corriendo tras el asesino, pero fue detenido por sus vecinos quienes temieron por su vida.

El periodista era el dueño de la radio donde conducía un programa de “forró pé-de-serra”, música típica de la región. En dicho programa, además de presentar la música y hacer anuncios públicos, criticaba frecuentemente a políticos y personalidades locales. Por esta razón, era visto como un personaje polémico en la ciudad. Anteriormente había trabajado en otras radioemisoras comerciales, donde conducía el mismo perfil de programación. Hacía poco tiempo, que había instalado otra estación radial en la municipalidad de Major Isidoro, donde alcanzó a transmitir durante dos domingos consecutivos antes de decidir la suspensión de las transmisiones. Su mujer, Genilda Freitas da Silva, de 38 años, señala que Santos esperaría a que terminara el período de elecciones para regresar al proyecto; ella estaba encargada de los documentales.

Santos fue candidato más de una vez al cargo de concejal en el Municipio de Major Isidoro. Actualmente, apoyaba en la campaña de Genilda, candidata a concejal por el Partido Verde en Santana do Ipanema. Además de la radio, él tenía un “Minitrio” – carro equipado con altoparlantes, impulsado por una motocicleta– con el cual recorría las calles haciendo propaganda.

La radio Criativa FM, que aún opera en la casa del periodista, está ubicada en la Carretera BR 316, una larga autopista que da acceso a la ciudad para los que vienen de la capital Maceió. Separada por canteros con plantas y árboles, la avenida tiene sectores que permanecen poco iluminados durante la noche. Y, a pesar de haber una sede de un club muy cerca de la casa, en aquel día no había movimiento.

Como es habitual, difícilmente alguien se atreverá a atestiguar contra el asesino, por miedo a las represalias. La comunidad ha llegado a pensar que el asesinato de Santos fue ordenado y el sicario probablemente ni siquiera es habitante de la ciudad, -señala Max Antônio de Andrade, Jefe de Operaciones de la delegación municipal.

A pesar del paro de la Policía Civil en el Estado de Alagoas, que se ha extendido por más de 20 días, el policía Valter do Nascimento Rocha aseguró que las investigaciones sobre el crimen proseguirán su curso, debido al gran impacto que ha tenido el caso en la opinión pública. Señaló además que aún no se cuenta con pistas concretas que permitan identificar al culpable, porque el periodista había atacado a mucha gente con sus críticas en la radio. “Puesto que en este caso estarían involucrados candidatos de la región y familias importantes, estamos tomando las precauciones necesarias para no hacer falsas acusaciones”, dijo Rocha.

En la ciudad de Santana do Ipanema se rumorea que perfectamente podrían estar implicados en el crimen candidatos a alcaldes, o bien parientes y asesores cercanos de estos políticos. También se considera como motivo del crimen una disputa que Santos habría tenido días antes de su muerte, presuntamente originada por una cuenta de publicidad impaga.

Los rumores circulan rápidamente en un municipio pequeño como Santana do Ipanema, donde viven 42.600 personas, a 210 kilómetros de Maceió, en las planicies de Alagoas. Santana do Ipanema depende de la agricultura y la pesca para subsistir y es bien conocida en la región por haber sido lugar de paso de “cangaceiros” – grupos considerados bandidos por unos, y justicialistas por otros, y cuya fama se explica por la pobreza que causa la sequía y la desigualdades sociales que existen en el noreste de Brasil.

Otros casos

En las ciudades del interior de Alagoas, donde se nota la falta de medios de comunicación fuertes, emergen pequeñas radioemisoras como la de Santos. El tenía una licencia, pero la mayoría de las emisoras funcionan sin tener autorización. Tan sólo en la capital, Maceió, según el Sindicato de los Trabajadores de Empresas de Radio y Televisión del Estado de Alagoas, existen 38 radios comunitarias. En todo el Estado, las radios alcanzan a ser 144, ubicadas mayoritariamente hacia el interior. Se estima que de 60 a 70 radioemisoras tendrían vínculos con los políticos de la zona. En general, sus propietarios compran el equipamiento y se establecen en casa; aseguran tener emisoras de tipo comunitario, pero los locutores que no cuentan con formación profesional, velando por la parte comercial, a menudo usan la contratación de publicidad para extorsionar a los alcaldes. Los ataques a los periodistas han ido en aumento a medida que se aproximan las elecciones de concejales y alcaldes, que tendrán lugar en octubre de 2004. “El micrófono es un arma, y si alguien lo usa para hacer denuncias, debe entender que tiene que asumir las consecuencias”, agrega Marcos Antonio Vasconcelos, Presidente del Sindicato.

No acostumbrados a recibir críticas, los políticos y administradores locales se sienten indignados cuando alguna de estas radios decide asumir el papel de defender a la comunidad, o divulgar irregularidades –en algunas ocasiones con pruebas, y en otras no.

José Paulo Bomfim, Secretario de Formación de la Asociación Brasileña de Radiodifusión Comunitaria (Abraço), recuerda varios casos de agresión en los últimos cinco años. Un periodista de la ciudad de Penedo fue golpeado después de efectuar críticas a la administración municipal. En São Sebastião, desconocidos invadieron una emisora y golpearon a un periodista hasta dejarlo inconsciente. En el municipio de Junqueiro, una comunicadora fue agredida. En Teotônio Vilela, las instalaciones de Rádio Progresso FM fueron incendiadas. En Delmiro Gouveia, otro joven también fue víctima de agresión, supuestamente por comentarios hechos en Rádio Pedra FM.

Más recientemente, el 23 de junio de este año, José Cícero Gama Guimarães, de Rádio Pilar FM, fue baleado con una pistola de calibre 12, falleciendo en la puerta de su casa, en la ciudad de Pilar. Trabajaba en la radio que era sede electoral de políticos locales.

La Abraço y el Sindicato de Periodistas de Radios han solicitado a la Orden de Abogados de Brasil (OAB/Alagoas) que coloque un abogado a disposición de los familiares de Santos para que prosiga la investigación y así evitar que el crimen quede impune. La sección del OAB se ha dedicado a luchar contra la impunidad; “Alagoas tiene una tradición de violencia que está ligada a una institucionalidad más profunda”, piensa Narciso Fernandes Barbosa, coordinador general de la Comisión de Derechos Humanos del OAB/Alagoas.

Generalmente, estas muertes violentas están relacionadas con la lucha de poderes. Barbosa integra el Foro Contra la Violencia, que agrupa varias entidades de la sociedad civil y tiene una participación decisiva en la denuncia de estos casos en Alagoas, donde existe participación de policías y políticos en el crimen organizado y en el contrabando; casos que aún son publicados en las portadas de los grandes periódicos del estado.