Según Aceti, fueron enviados al Ministerio Público en mayo de 2001, pero debido al cúmulo de trabajo – analiza cerca de dos mil casos mensualmente –, no había podido revisarlos ni los había devuelto a la Comisaría de Homicidios. La información en el banco de datos de la Central de Investigaciones estaba equivocada. Ahora, con los documentos en las manos, el fiscal pretende contactar al titular de la Comisaría de Homicidios, Paulo Passos, encargado del caso, para elaborar una estrategia y dar seguimiento a la búsqueda de los culpables.

Reinaldo Coutinho da Silva era director y editor del periódico Cachoeiras Jornal, con sede en Cachoeiras de Macacu y colaborador de Nosso Jornal, de São Gonçalo, los dos en Río de Janeiro. El atentado contra el periodista ocurrió cuando manejaba su coche por la Avenida Edson, en São Gonçalo. Le dispararon 14 tiros.

Aceti, procurador de la 6ª Procuraduría de Investigación Penal de la 2ª Central de Investigaciones del Ministerio Público de Río de Janeiro, considera que la investigación sobre la muerte de Reinaldo estuvo mal hecha. "Hay por lo menos cuatro líneas de investigación. Es como si fuera un juego de fútbol de niños: adonde va la pelota, van todos detrás, por eso no hay como acusar a nadie", observó. Según el fiscal, se abrieron muchos frentes sin profundizar en ninguno de ellos, incluso, tiene varios sospechosos, pero por ahora no puede señalar a ninguno de ellos.

Para el fiscal es común que en casos de ese tipo sean planteadas varias hipótesis para desviar la atención. "Aunque no será fácil porque involucra al submundo de la criminalidad, no creo que sea imposible dar con los culpables", afirma Aceti. "Va a depender de los medios que proporcione el Estado para la investigación porque es muy peligroso salir a la calle sólo con un arma", argumentó, mientras advertía sobre la necesidad de intervenir los teléfonos de los sospechosos.

"Esas cosas simples, básicas, no fueron tenidas en cuenta", dijo Aceti, aunque reconoció que cuando un sólo comisario tiene que investigar tres mil homicidios, como ocurre en Río de Janeiro, la situación se dificulta.