Follow us on SIP Follow us on BLOGGER Follow us on FACEBOOK Follow us on YOUTUBE Follow us on TWITTER
Alertas
Estadísticas
Investigaciones
Reclame Justicia

Noticias
Actividades
Documentos oficiales
Campaña de medios
Reformas legales
Jurisprudencia
Publicaciones
Videos
Newsletter
Enlaces

Misión
Autoridades
Personal
Contáctenos
Haga su donación
Dona Tu Voz - CD

Home      
Mário Eugênio Rafael de Oliveira
11 de noviembre de 1984

Caso: Mário Eugênio Rafael de Oliveira



Impunidad, 17 años después Julio del 2001:

1 de agosto de 2001
Clarinha Glock

Reportes Relacionados

15-9-2003
1-8-2001


Casi 17 años después de la sentencia que lo condenó a prisión por la muerte del periodista Mário Eugênio Rafael de Oliveira, el policía civil Divino José de Matos, conocido como el Divino 45, consiguió una vez más mantenerse al margen de la Justicia. A pesar de que a principios de este año fue ratificada la sentencia a prisión, hasta el día 23 de julio del 2001 seguía evadiendo la justicia. "No estamos parados e intentamos intervenir su teléfono", dijo el comisario Elói Nonato da Silva, de la Comisaría de Capturas y Policía Interestatal, encargado de la prisión. El comisario admitió que no hubo ningún preparativo especial para el encarcelamiento de Divino, aunque sabían que desde hacía tiempo él intentaba escapar de la decisión judicial. "La Justicia no nos comunica qué decisión va a tomar, ni el día o la hora", justificó el comisario.

Varios policías señalaron a Divino como quien disparó a la cabeza del periodista en siete ocasiones. Divino nunca admitió su participación. Hasta hace pocos días, antes de que el Supremo Tribunal Federal confirmara el 8 de mayo del 2001 su sentencia de 14 años de prisión, Divino paseaba libremente por las calles.

La Unidad de Respuesta Rápida (URR) de la SIP conversó en julio de este año con residentes de Ceilândia, ciudad-satélite de Brasília, conocida por el elevado índice de criminalidad. La URR supo que Divino fue visto en los meses anteriores cerca de la vivienda de sus parientes, pero los residentes del lugar evitaron hablar sobre él cuando se mencionó su nombre.

El propio abogado de Divino, Geraldo Côrtes, reconoce que hubo una falla que facilitó que su cliente desapareciera. "Si el Tribunal quisiera aprehenderlo, no debería avisar. Salió publicado en los periódicos que el Tribunal había fallado en contra de los recursos presentados por la defensa", observó Côrtes, en tono jocoso. El abogado defendió también a Iracildo José de Oliveira, otro acusado por el crimen. Iracildo murió en 1999, después de pasar un período en la prisión.

Luego de la decisión del Tribunal, Côrtes dijo a la URR que pretendía presentar otro recurso legal para librar a Divino de la prisión, como ha venido haciendo en los últimos años, alegando entre otras cosas, que su cliente padece de problemas sicológicos. "Divino perdió la salud y no completó la Facultad de Derecho. Está luchando hace 17 años", dijo el abogado. Côrtes pide un segundo juicio y fundamenta su tesis en el hecho de que Divino fue condenado solo con un voto de diferencia, 4 a 3. Además, el abogado aseguró que la capa usada por el asesino, que contenía pedazos de la masa encefálica de Mário Eugênio - una de las pruebas presentadas en la investigación - no es de la talla de Divino. "Con un segundo juicio, él estaría preso enseguida, si ese fuera el caso", analizó.

El abogado argumentó que los procesos judiciales contra el secretario de Seguridad Pública de la época, coronel Lauro Melchíades Rieth, y el coordinador de la Policía Especializada, comisario Ary Sardella, señalados inicialmente en la investigación como sospechosos de ser los autores intelectuales, fueron archivados. En ese sentido, "la denuncia habla con claridad de que el coronel ordenó a Sardella que contactara a Iracildo y a Divino, pero no existiendo la figura del autor intelectual, tampoco existe la figura del autor material", explicó.

El procurador de Justicia de Brasília, João Alberto Ramos, era asesor de la Procuradoría General de Justicia en 1985. Actuó en segunda instancia en el caso - fue él quien examinó las acusaciones contra Rieth y concluyó que el sospechoso debía ser excluido de la investigación. "No había ninguna prueba de que el coronel fuese el instigador del crimen. Por supuesto, a él no le gustaba Mário Eugênio, pero esto no era un secreto", dijo Ramos. "A muchas autoridades no les gustaba el periodista". Una vez desaparecida la figura del autor intelectual, de acuerdo a la Procuraduría General de Justicia, tampoco tenía sentido en mantener la denuncia contra Sardella, acusado de ser el intermediario.

En la visión del procurador, si alguien quedó impune fue Divino. Para Ramos, la Ley Procesal Penal debe ser mejorada porque permite recursos como los usados por el abogado de Divino. Ramos fue miembro del Consejo Penitenciario y examinó también los pedidos de libertad condicional de dos de los involucrados en la muerte de Mário Eugênio: el sargento Nazareno y el cabo Couto. "Ambos cumplieron pena y llenaban los requisitos para ser puestos en libertad por buen comportamiento en la penitenciaria", informó.

Las acusaciones contra el secretario de Seguridad comenzaron después del crimen. Senadores y diputados se manifestaron y responsabilizaron a Rieth por el asesinato. El diario Correio Braziliense publicó en la primera plana del periódico del 13 de noviembre de 1984: "Congreso acusa a Rieth". La dimisión del secretario fue solicitada por representantes del Congreso Nacional. La acusación, crimen por omisión, debido a que no protegió al periodista, pese a que sabía que recibía amenazas de muerte y por haber determinado, meses antes la confiscación de su arma alegando que era de exclusividad del Ejército. Esto habría dejado a Mário Eugênio vulnerable a las amenazas.

En una entrevista registrada por los periódicos del 13 de noviembre de 1984, Rieth explicó que el permiso para la portación del arma había sido conseguido de manera fraudulenta y añadió que hubiese sido imposible garantizar la protección policial para el reportero 24 horas al día.

Algunos diputados recordaron que en aquellos días el coronel fue vinculado a la prisión ilegal, tortura y asesinato del sargento del Ejército Manoel Raimundo Soares, en 1966, en Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul. Con la intención de indagar la denuncia, la Asamblea Legislativa formó una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI). El "Caso de las Manos Atadas", como se conoció, provocó la dimisión del secretario de Seguridad del Rio Grande do Sul. Rieth era el superintendente de las policías del Estado.

El mismo periódico del 13 de noviembre informó que "Rieth llegó a reconocer que el caso de la muerte del reportero podría ser de difícil solución, pero aseguró que estaba personalmente empeñado en avanzar en la investigación. Prometió que en 30 días presentaría los resultados de la averiguación a la Justicia." El periodista radial Roberto Cavalcanti, conocido como Perdigueiro, actual director de la Radio Cultura, en Brasília, considera a Rieth como uno de los mejores secretarios de Seguridad que ha tenido la capital. "El sabía todo lo que pasaba, tomaba providencias", argumentó Cavalcanti, que incluso dio una declaración a favor del comisario Ary Sardella, durante las investigaciones, cuando trabajaba en la TV Brasília. "La Justicia alcanzó a las personas involucradas en el crimen de Mário Eugênio, todo fue investigado con la mayor transparencia", afirmó. Coincidentemente, él presenta actualmente en la radio el programa Distrito Zero, de las 6:45 a las 7:30 a-m.. El programa tiene el nombre que Mário Eugênio dio al espacio que ocupaba en la redacción de Correio Braziliense. También el policía civil retirado, Ivan Baptista Dias, conocido como Kojak, que presidió la Asociación de los Agentes de la Policía (Agepol) de 1983 a 1987, comentó que todo lo que ocurría en la Policía en aquellos tiempos pasaba por Rieth. "El era muy temido y tenía buena relación con los militares", aseguró.

Mário Eugênio mantenía una relación de amistad con el secretario de Seguridad Pública, pero ni los colegas, ni los policías con quien él convivía pudieron explicar con certeza cuando esa relación empezó a deteriorarse. Algunos creen que la situación cambió cuando Mário Eugênio publicó las primeras denuncias que involucraban a integrantes del Ejército. Según Kojak, el secretario Rieth habría pedido al periodista que evitara la publicación de esa información. Al mismo tiempo, Mário Eugênio empezó a divulgar las reivindicaciones solicitadas por Kojak como presidente de la Agepol. En sus artículos comparaba los bajos sueldos de la Policía Civil con el aumento de la criminalidad en Brasília.

"Mário Eugênio empezó a hacer más denuncias cuando descubrió que la Policía estaba dirigiendo bandas de ladrones", relató Renato Riella, ex editor ejecutivo de Correio Braziliense y jefe inmediato de Mário Eugênio. "El supo que algunos jóvenes eran usados por policías e integrantes del Ejército para robar automóviles, pero cuando les estorbaban, eran asesinados". Mário Eugênio descubrió que había una pandilla de ladrones que desmantelaba los vehículos o los llevaba a Bolivia, desde donde algunas veces regresaban con drogas. Supo además que la base de esa pandilla estaba entre los miembros de la Comisaría de Hurtos de Vehículos de Brasília y del Pelotón de Investigaciones Criminales del Ejército (PIC).

El asesinato en abril de 1984 del campesino João Batista de Paula Matos, de Tres Vendas, pequeño poblado de Luziânia, en Goiás, a unos 50 kilómetros de Brasília, fue una de los primeros casos en que Mário Eugênio denunció abiertamente a la Policía. El reportero describió que militares del PIC y policías de la Comisaría de Hurtos de Vehículos asesinaron a una persona inocente cuando buscaban un automóvil que le había sido robado a un teniente del Ejército. Entre ellos estaban el teniente del Ejército, Ricardo de Paula Avelino, además de Nazareno, Iracildo, Couto, Loiola y Dirceu Perkoski (quien participó en el primer intento frustrado para asesinar a Mário Eugênio), todos acusados posteriormente de participar en la muerte del periodista.

Según publicó Correio Braziliense, cuando Mário Eugênio supo del crimen de Tres Vendas, llevó el caso al secretario de Seguridad quien en tono desafiante le afirmó que: "Fueron los militares de PIC los que mataron al campesino. Si tienes valor, publícalo". Mário Eugênio lo publicó.

A la osadía de sus artículos, siguieron las represalias. Durante un tiempo se mantuvo una orden policial que prohibía a Mário Eugênio y a otros periodistas que entraran en las comisarías. Posteriormente, su automóvil fue confiscado al considerar que había irregularidades con la placa del vehículo y luego los policías fueron a la sede de Correio Braziliense a decomisar su arma.

En julio del 2001 la URR buscó a Rieth en Brasília, donde vive actualmente. Tras cuatro intentos por establecer contacto telefónico, una mujer que no quiso identificarse, dijo que el coronel no tenía interés en hablar sobre el caso.

Cuando testificó ante la policía el 20 de febrero de 1985, Rieth recordó que durante los primeros dos años y seis meses de su jefatura no tuvo divergencias con Mário Eugênio. Pero a partir del momento en que el periodista le comunicó que denunciaría públicamente a la Policía por su participación en varios crímenes y delitos, empezaron los desacuerdos. "Si existían acciones equivocadas -dijo Rieth- debieron atribuírseles a los verdaderos responsables." Pidió al reportero que presentara pruebas para castigar a los culpables. Ante las denuncias publicadas en Correio Braziliense bajo el título "Marginales ejecutados como chivos expiatorios", según la declaración de Rieth a la policía, el secretario solicitó derecho de réplica.


El Correio Braziliense tuvo un papel fundamental en la investigación de la muerte de Mário Eugênio. Durante meses publicó todos los días por lo menos una página sobre el asunto. El Pena Branca, Otávio Ribeiro, reportero policial de Rio de Janeiro, amigo de Mário Eugênio, fue convocado para ayudar en la cobertura. "Nos presionaron", recordó Riella, uno de los encargados de los reportajes. Su coche fue perseguido y recibió llamadas anónimas.

Con la prisión de algunos de los involucrados, la muerte del periodista fue cayendo en el olvido, pero prosigue un clima de impunidad. "El crimen no fue solucionado, solo identificaron a quien apretó el gatillo. Se solucionaría si se descubriera al que ordenó el asesinato", aseveró Paulo Roberto Rafael de Oliveira, 46 años, hermano de Mário Eugênio.

Fallas en el proceso

El ex procurador Paulo Tavares Lemos siguió las investigaciones sobre la muerte de Mário Eugênio desde el principio y recordó las dificultades enfrentadas. "Se sospechaba que la Secretaría de Seguridad ocultaba información", contó Lemos. "Cuando se le solicitaba colaboración al secretario, siempre tenía diferentes justificaciones y alegaba que tenía que hacer diligencias fuera de Brasilia".

El hecho de que los policías pudieron haber abordado un vehículo sospechoso la noche del crimen sólo fue descubierto y empezó a ser investigado después del cambio de gobierno, en marzo de 1985. Lemos cree que si las autoridades hubieran comunicado antes ese hecho (de lo cual tenían conocimiento, como fue comprobado en la averiguación por las declaraciones de testigos), la investigación habría avanzado. A pesar de haber considerado suficientes indicios como para denunciar al secretario de Seguridad, Lauro Melchíades Rieth y al comisario Ary Sardella, Lemos se sorprendió cuando supo que la Procuraduría General de Justicia pidió que el proceso contra Rieth fuera archivado.

Consideró que existían contradicciones. El abogado de Rieth presentó un pedido de habeas corpus para impedir la acción penal por falta de pruebas y la nulidad del proceso porque consideraba que el Tribunal del Jurado del Distrito Federal sería incompetente para juzgar a un secretario de Seguridad. El Supremo Tribunal Federal negó el habeas por el primer motivo - por lo tanto, había indicios suficientes para probar la autoría intelectual. Sin embargo, lo concedió por el segundo motivo, reconociendo que la competencia para juzgar el caso era del Tribunal de Justicia. La atribución para actuar en el proceso, en razón de la decisión, pasó a ser de la Procuraduría General de Justicia. Allí hubo un impase. El Tribunal anuló el proceso, "a partir de la denuncia" y no quedó claro si el procurador general de Justicia debía ratificar o no la denuncia que había sido hecha por el Ministerio Público. El procurador demoró en tomar su decisión y ante la duda, optó por archivar el proceso. De surgir otras pruebas de participación en el crimen, tanto Rieth como Sardella podrían ser denunciados nuevamente.

Otra equivocación apuntada por Lemos está relacionada con Iracildo, uno de los involucrados en el crimen, quien inicialmente fue condenado por homicidio involuntario. Por ese delito solo tendría que cumplir poco más de un año de prisión. Sin embargo, el Ministerio Público juzgó de nuevo a Iracildo, esta vez por homicidio doloso y fue condenado a nueve años de prisión. "Esas equivocaciones jurídicas acabaron por transformar la averiguación en una con pocos resultados", consideró el abogado Paulo Cesar Tolentino, comisario de la Comisaría de Homicidios en la época de la muerte de Mário Eugênio y amigo del periodista.

El único hecho positivo que resultó del caso, a juicio del periodista Renato Riella, fue la "purificación" de la Policía de Brasília, gracias a la repercusión que tuvo el encarcelamiento de sus miembros involucrados en el crimen contra Mário Eugênio. Según Riela, esta es la mejor Policía del Brasil, la que registra menos casos de tortura y corrupción.

Marão, un reportero polémico y bullicioso

Mário Eugênio Rafael de Oliveira, Marão, como lo llamaban sus amigos, fue durante mucho tiempo el único reportero policial de Correio Braziliense en un período de transición política en que Brasil, y por consecuencia los periodistas, intentaban librarse de las amarras de 30 años de dictadura, censura y torturas para establecer las bases de una democracia después que los gobiernos militares se instalaron con el golpe de 1964.

Brasília, sede de la Presidencia de la República, no era la ciudad que es hoy, con una población estimada de 227.456 habitantes. "En la época, había mucha gente de las Fuerzas Armadas trabajando en la comisaría de policía para obtener informaciones", explicó el policía civil Ivan Baptista Dias, el Kojak, actualmente retirado. "Muchos militares tenían identidad de policía civil y de comisario". Dias fue apodado por el propio Mário Eugenio como Kojak por su semejanza con el personaje calvo de la serie estadounidense de televisión. El periodista le puso apodo a varias figuras públicas.

En aquellos tiempos, a los crímenes se les daba mucho más espacio y por eso aparecían en las páginas escritas y editadas por Mário Eugênio, recordó la periodista Ana Maria Rocha, quien estuvo casada con Mário Eugênio de 1978 a 1980. El joven reportero pasó a ser conocido en la ciudad por su estilo contundente de presentar la noticia. "Constantemente era amenazado porque exponía el lado marginal de Brasília, pero tenía sentido de Justicia. Una vez fue criticado por haber mostrado el lado humano de un bandido, sus problemas familiares y la vida sufrida que padecía", recordó Ana Maria.

En la Radio Planalto, Mário Eugênio fue famoso con su programa líder de sintonía, Gogó das Sete, que tenía ese nombre porque era patrocinado por la leche Gogó. Por ese motivo, el primer intento fallido por eliminar a Mário Eugênio fue llamada la "Operación Leche". A veces usaba lenguaje sensacionalista en su programa de radio.

Los comisarios a los que denunció intentaron procesarlo por injuria, calumnia y difamación. Nunca llegó a ser condenado. "No defiendo a la policía corrupta, no defiendo al policía ladrón, no defiendo a la policía que golpea a un trabajador. Y el lugar de los bandidos, para mí, está en la prisión o en la cueva", registró el Correio Braziliense, una de las frases populares del periodista.

Los reportajes de Mário Eugênio contenían detalles, pero también adornaba la información, dijo Carlos Honorato, que trabajó en Correio Braziliense y ahora es editor ejecutivo del Jornal de Brasília. Algunos periodistas criticaban a Mário Eugênio por la relación promiscua que había establecido con sus fuentes en la Policía. "El asistió a muertes y torturas, por eso escribía con tantos detalles", observó un reportero que prefirió no identificarse. El comisario retirado Paulo Cesar Tolentino dijo que con frecuencia salía con Mário Eugênio a tomar alcohol por la noche y aseguró que "llegó a fotografiar algunas sesiones de tortura y me mostró las fotos. Mário Eugênio quería obtener un reportaje inédito, pretendía publicar un libro. Estaba haciendo un dossier". Tolentino fue responsable por la investigación de la muerte de Mário Eugênio en la Comisaría de Homicidios en Brasília. Después del crimen, el dossier fue buscado en la casa del reportero y en Correio Braziliense. Tolentino afirma que los apuntes y las fotos no fueron encontrados.

Cuando el periodista entró en conflicto con el secretario de Seguridad Pública, Lauro Melchíades Rieth y empezó a publicar denuncias sobre policías y militares, Tolentino le avisó que su vida estaba en peligro. "Mário Eugênio tenía una medalla de San Jorge y siempre decía que el Santo lo protegería".

Aunque él nunca hablaba del tema, Ana Maria sabía que Mário Eugênio acompañaba a los policías en sus operativos. Pero también destacó que había mucho prejuicio en la época hacia los periodistas que cubrían el sector policial. "Era discriminado por los que se decían de izquierda", observó. Al postularse como candidato a diputado por el partido PDS, considerado de derecha, Mário Eugênio reforzó ese estigma. "Pero él no se metía con los temas políticos o ideológicos, cubría 100 por ciento lo policiaco", aseguró Renato Riella, ex editor ejecutivo y jefe del periodista en Correio Braziliense.

Mário Eugênio hacía toda la página policial en Correio Braziliense, desde la foto (que a veces tomaba), el texto y la edición. Cerca de su escritorio puso una placa que indicaba "Editoría de Policía - Distrito Zero", que se volvió su marca. A veces, irritado con los conductores que le asignaban, prefería manejar él mismo cuando iba a investigar los hechos. En la semana de su muerte, había arreglado vacaciones para diciembre. Después de viajar, él y Riella definirían un nuevo esquema de trabajo porque el editor consideraba que no estaba aprovechando al máximo su capacidad. La idea era que empezase a hacer reportajes mayores, más profundos.

Ana Maria está segura de que si Mário Eugênio estuviera vivo, estaría denunciando los crímenes y la corrupción del gobierno. "Sería el mismo reportero competente, porque respiraba periódico todo el tiempo", afirmó. Inicialmente balanceaba el trabajo con un hobby, el motociclismo. Su estilo un tanto playboy desagradaba a algunos colegas. Hijo de hacendado, el dinero no era un problema para él. Era bien parecido y tenía fama de conquistador. Con el programa en la radio hasta se formó un fan club. Con el aumento de la carga de trabajo en la radio y en el periódico disminuyeron sus salidas en moto. En la madrugada, antes de volver a su casa, iba a ver si todo marchaba bien con su página en el periódico.


De chico Mário Eugênio era una persona inquieta y persistente y de adulto mantuvo una personalidad fuerte. "Fue ese temperamento el que lo llevó a la muerte", comentó su hermano, Paulo Roberto Rafael de Oliveira. Todos sabían que Mário Eugênio recibía amenazas de muerte. Pero, como eran muy frecuentes, el periodista no les daba importancia. Cuando Paulo Roberto supo que en sus notas nombraba a gente poderosa, le aconsejó dejarlos "tranquilos". "Mário me dijo que si fuera eliminado todos sabrían que fue por causa de Lauro (Lauro Rieth)", recordó Paulo.

La madre de Mário Eugênio, Maria Eres Rafael de Oliveira, 68 años, no entiende por qué no se dio con el nombre del responsable de planificar el asesinato. "Parece que la falla viene de la Justicia. Si en la época que estaba todo el mundo queriendo saber quién fue no dieron con el que ordenó el crimen ¿será posible que ahora la Justicia reaccione?", se preguntó y agregó "mi esperanza está sólo puesta en Dios, porque acá creo que no se consigue, no".

El Brasil en el que murió Mário Eugênio

En la época en que Mário Eugênio murió, Brasil se preparaba para salir de un período de militarismo que duró 30 años. Los militares asumieron el poder en 1964 con un golpe de Estado. En la presidencia del general João Baptista Figueiredo, entre 1979 y 1985, dio inicio el proceso de transición hacia la democracia. En 1983 empezaron las primeras manifestaciones a favor de elecciones directas para presidente. La enmienda que prevía las elecciones directas fue derrotada en el Congreso. Pero el gobernador de Minas Gerais, Tancredo Neves, líder de la oposición, formó una alianza entre el Partido do Movimento Democrático Brasileiro (PMDB) y el Partido da Frente Liberal (PFL), fue electo presidente por un Colegio Electoral en enero de 1985. Tancredo se enfermó y murió el 21 de abril del mismo año. El vicepresidente José Sarney asumió el cargo. La vuelta de la democracia, sin embargo, sólo fue oficiada con la promulgación de la nueva Constitución brasileña en 1988, cuatro años después de la muerte de Mário Eugênio.

Cómo ocurrió el crimen

Eran las 23:55 p.m. del 11 de noviembre de 1984. El reportero Mário Eugênio Rafael de Oliveira había terminado la grabación del programa Gogó das Sete, que iría al aire la mañana siguiente, el lunes. Salía de los predios de la Radio Planalto, en el Sector de Radio y Televisión Sur de Brasília. Cuando llegó al estacionamiento, próximo a su coche Monza, recibió siete tiros en la cabeza.

El operador de radio Francisco Resende, el Chiquinho, que había grabado el programa con Mário Eugênio, escuchó los disparos y de lejos avistó a un hombre con sombrero y saco oscuro que corría portando un arma larga en la mano. Después vio un vehículo blanco alejarse rápidamente.

La averiguación policial estableció que los disparos provenían de una escopeta calibre 12 y de un revólver Magnum calibre 38, de Divino José de Matos, conocido como Divino 45. El apodo, irónicamente, fue dado al policía por el propio Mário Eugênio debido a su reconocida puntería y habilidad con las armas. Las balas especiales del revólver, del tipo hollow point, destrozaron el cráneo del periodista. Su cuerpo fue encontrado extendido próximo al automóvil. La explosión provocada por las balas lanzó pedazos de la masa encefálica de Mário Eugênio en el asfalto y dejó residuos en la capa que usaba el asesino.

Según investigó la Policía, Divino huyó en un vehículo blanco conducido por el cabo del Ejército David Antônio do Couto. Cerca de allí había otros policías que formaban parte del grupo de apoyo que participó en el crimen. Desde el interior de un automóvil Fiat del Pelotón de Investigaciones Criminales del Ejército (PIC), el agente policial Iracildo José de Oliveira y el sargento Antônio Nazareno Mortari Vieira, observaron todo. Estaban listos para actuar en caso de una eventualidad. Otro grupo de respaldo estaba integrado por los agentes de policía Moacir de Assunção Loiola y Aurelino Silvino de Oliveira. Los dos simulaban estar en el local para aprehender a un sospechoso por hurto. Se encontraban en un coche Chevette negro, de procedencia ilícita, generalmente usado por el sargento Nazareno.

Las investigaciones dieron con el nombre del coronel Lauro Melchíades Rieth, secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, como sospechoso de ser el instigador del crimen. Según las investigaciones de la Policía, a partir de las declaraciones de testigos, Rieth habría pedido a uno de sus auxiliares, el comisario Ary Sardella, titular de la Coordinación de Policía Especializada (CPE), que eligiera a los ejecutores. El sargento Nazareno fue el encargado de definir quién participaría en la emboscada contra el periodista. Tanto Iracildo como Divino estaban subordinados a la CPE. Y se comprobó que todos los demás involucrados en el crimen habían participado de la operación policial en la ciudad de Luziânia, en la que resultó muerto un campesino.

Mário Eugênio había publicado reportajes en Correio Braziliense y habló varias veces en su programa Gogó das Sete sobre ese crimen. Decía que el campesino había sido asesinado por militares del PIC con la ayuda de la Policía Civil del Distrito Federal. Insistía en que el secretario Rieth conocía esta situación y no había tomado providencias. En los días anteriores a su muerte, denunció la utilización ilegal de vehículos robados por la Policía del Distrito Federal y la actuación de la Policía en lo que llamó un Escuadrón de la Muerte, cuya existencia admitió el propio Rieth en una entrevista concedida 15 horas después del crimen.

En octubre de 1984 el mismo grupo ya había intentado asesinar a Mário Eugênio. Divino, Iracildo, Nazareno, Couto, Loiola, Aurelino y el cabo del Ejército, Dirceu Perkoski, fueron hasta el estacionamiento próximo a la Radio Planalto, pero el periodista no apareció. Además había mucho movimiento en el local. Apodada la "Operación Leche" por el patrocinado de una compañía productora de leche al programa radial de Mário Eugênio, el atentado fue pospuesto para el 11 de noviembre. En el segundo intento el cabo Perkoski quedó fuera del grupo.

Declaraciones al equipo que investigó el crimen indicaron que la segunda "Operación Leche" fue organizada en la casa del sargento Nazareno, el sábado 10 de noviembre de 1984, durante un asado en el cual participaron Iracildo, Couto y Aurelino. Al día siguiente regresaron junto con Divino y Loiola a la casa de Nazareno con el pretexto de que continuarían el asado. De allí salieron a cumplir el operativo. Para desviar la atención, pasaron antes por el PIC. Simularon estar en una misión oficial en que Nazareno y sus subordinados harían una campaña para aprehender a sospechosos de asalto en un parque conocido como la Plaza de los Novios. En realidad desde aquel lugar observaban el predio de Correio Braziliense y podrían ver cuando Mário Eugênio saliera del periódico hacia la Radio Planalto.

Un hecho inesperado casi estropeó los planes y más tarde fue decisivo para ayudar a entender el crimen. Mientras Nazareno y su grupo estaban en la plaza y dado que el lugar era frecuentado solo por parejas, a un equipo del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) que hacía su ronda le pareció extraña la presencia de cuatro hombres con sombreros con visera en un Chevette negro. Los tres agentes del GOE abordaron a los ocupantes del automóvil y reconocieron a Iracildo. Como era gente "de la casa", se alejaron. Para evitar sospechas, Nazareno pidió por radio el envío de otro vehículo que le fue entregado a Loiola. En el nuevo coche, un Fiat, Nazareno fue hacía el lugar donde estaban los policías y donde luego sería asesinado Mário Eugênio. El Chevette quedó en la Plaza de los Novios. Declaraciones de los involucrados confimaron que Divino fue quien disparó contra Mário Eugênio y el que lavó la capa y la peluca usadas en el crimen, apenas llegó al PIC. Nazareno hizo que el revólver fuera desmontado y en piezas fue lanzado al Lago Paranoá. La peluca, la capa y otros objetos quedaron escondidos en una casucha.

En la averiguación quedó claro que cuando supieron de la muerte de Mário Eugênio, los agentes de GOE que habían visto a Iracildo y otros policías en el coche estacionado en la Plaza de los Novios sospecharon que aquel incidente en el parque estuvo ligado al crimen y comunicaron el hecho a su superior, el comisario Ângelo Neto. Este a su vez, informó al comisario Benedito Gonçalves y al secretario de Seguridad Pública, Lauro Rieth. Los agentes recibieron la orientación de no comentar con nadie sobre la presencia de Iracildo y de otros policías aquella noche cerca del lugar donde fue asesinado el periodista.

El hecho, sin embargo, llegó a conocimiento de los reporteros que cubrían el caso para Correio Braziliense. El periódico recibía denuncias anónimas, por teléfono y por escrito, casi todos los días. También los comisarios, amigos de Mário Eugênio, se empeñaron en ayudar. La confirmación de que Rieth fue informado sobre la presencia de un grupo de policías de campaña en el área la noche del crimen, pero no había tomado ninguna providencia, sirvió de base al procurador para denunciarlo como sospechoso de estar involucrado en el crimen.

¿Quién va a denunciar a los instigadores?

En julio del 2001 la URR se entrevistó con uno de los participantes en el operativo en el que resultó asesinado el periodista. Tras cumplir su condena en prisión, vive hoy con su familia en una ciudad del interior de Brasil. Simpático, aunque aprensivo, habló durante casi dos horas en su casa. No quiso que su nombre fuera divulgado porque aún teme represalias, aunque contó su versión.

"Eramos todos muy jóvenes, de unos 20 años. Y esa era una época en que ser militar daba status. Si fuera hoy, yo no me habría involucrado. No es que yo fuera a impedir la muerte de Mário Eugênio, pero tal vez no hubiera estado dentro de aquel contexto. Solo cinco minutos antes del asesinato yo tuve la seguridad de que iban a matarlo. En la primera Operación Leche pensé que iban solamente a aprehenderlo.

"El motivo de la muerte de Mário Eugênio no fue la denuncia que hizo sobre el asesinato por equivocación del campesino de Tres Vendas. Teníamos la seguridad de que no iba a ocurrir nada con nosotros debido al crimen, porque existía una jerarquía y la historia iba a parar en el cargo más alto. Solo supimos que matamos a la persona errada una o dos semanas después, pero el comisario encargado de investigar el crimen nos dio las balas que habían quedado clavadas en las paredes. Loiola (Moacir de Assunção Loiola que participó de la muerte del campesino en Tres Vendas y en la de Mário Eugênio) se suicidó porque era el más débil.

"Había interés en eliminar a Mário Eugênio. ¿Pero quién va a querer, aún hoy, meterse con un comisario como Ary Sardella? El coronel Rieth tal vez haya sabido todo. ¿Quién lo va a denunciar? No quiero hablar sobre quien sería el que lo ordenó. Tengo hijos, no quiero involucrar más a mi familia, han sufrido mucho.
"Divino 45 (Divino José de Matos) está suelto porque fue el único que negó su participación. El abogado me dijo que si yo lo hubiese negado tal vez tampoco habría ido a prisión, porque si la persona no reconoce la culpa, siempre queda una duda. Pero yo preferí hablar. Divino no va a ser apresado porque tiene gente que lo protege. Los policías de más de 30 años no van a querer aprehenderlo. El es el que podría hablar sobre quien fue el que ordenó. El e Iracildo (que está muerto).

"Mário Eugênio participó de muchas operaciones de la policía, así como otros reporteros de la época. Cuando Mário Eugênio murió, otros ocuparon su lugar en la radio".

Error en la consulta:No database selected