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México
19 de enero de 2010
“Los periodistas estamos solos”: dice director de noticiero en Sinaloa
María Idalia Gómez, URR-México

• En Los Mochis, Sinaloa los comunicadores tienen miedo y aseguran que las autoridades son cómplices al permitir la impunidad.
• El cuerpo del reportero José Luis Romero apareció el domingo, fue torturado y enterrado clandestinamente.
• Durante dos semanas permaneció desaparecido y las autoridades lo encontraron con la ayuda de mantas colocadas por un grupo, posiblemente, del crimen organizado.

En la madrugada del sábado 16 de enero las autoridades encontraron el cuerpo del reportero radiofónico José Luis Romero, en un municipio del norte del estado de Sinaloa. Fue torturado y aparentemente enterrado clandestinamente.

Ante la movilización que provocó su desaparición, sus asesinos lo exhumaron y abandonaron sus restos a un lado de la carretera Los Mochis-San Blas, en el municipio de El Fuerte.

Los peritos lo encontraron con signos de descomposición, por lo que calculan que el periodista fue asesinado hace más de 15 días. Mostraba rastros de tortura. Le dispararon en tres ocasiones.

La Procuraduría General de Justicia del estado de Sinaloa, reconoció que no se tienen avances en las investigaciones. El subprocurador general de Justicia de la entidad, Rolando Bon López, adelantó que, por las características del crimen, el expediente será turnado a la Procuraduría General de la República (PGR).

“Todo indica que puede ser crimen organizado”, comentó el funcionario.
Varios reporteros del municipio de Los Mochis reconocieron que tienen mucho miedo, porque ni la autoridad municipal ni estatal o federal es capaz de frenar la violencia y proteger a la sociedad.

“Necesitamos justicia en el crimen de José Luis, para que el mensaje de la autoridad sea no más impunidad en Sinaloa que nos pone en riesgo”, comentó un informador de la entidad entrevistado por la URR.

Comenzó como un secuestro
Una parte del estado de Sinaloa es, históricamente, un lugar violento. Allí han nacido algunos de los principales capos de México: Joaquín Guzmán Loera, Ismael Zambada García o los hermanos Carrillo Fuentes, los Arellano Félix o los Beltrán Leyva, por ejemplo. En los primeros 17 días de este año se suman ya 130 homicidios dolosos.

Al norte de la entidad están Los Mochis, una ciudad que pertenece al municipio de Ahome y donde ha se han registrado circunstanciales episodios de violencia. En general es un lugar tranquilo y agradable para vivir, en el que comúnmente los robos eran los delitos más graves.

Hace poco más de un mes comenzó una etapa muy violenta en la que se han observado cuerpos destrozados, descabezados, ejecuciones en lugares públicos, o secuestros de hasta seis personas en un solo día.

Es en Los Mochis donde trabajaba José Luis Romero, quien desde el 21 de diciembre estaba de vacaciones y se reincorporaría hasta enero al noticiario Línea Directa, su trabajo habitual, como reportero de temas de seguridad y justicia.

El miércoles 30 de diciembre de 2009 el informador fue a la radio para hacer unos trámites en el área de contabilidad. No pasó a la Redacción o a las cabinas. Salió de las instalaciones aproximadamente a las 6:20 horas.

A bordo de su automóvil Jetta color gris y, probablemente, junto con el ex militar Eliud Lorenzo Patiño, transitaron por la calle Aquiles Serdán y giraron en la de Doroteo Arango para comer en un puesto de mariscos. Estaban apenas a unas 10 cuadras de la estación de radio.

Sólo pasaron unos minutos cuando llegó a toda velocidad una camioneta color vino. En total eran cuatro hombres encapuchados y con armas largas. Ubicaron al reportero y al ex militar y los sometieron, subiéndolos al vehículo que estaba encendido y huyeron a toda velocidad. Por lo menos uno de los atacantes abordó al automóvil Jetta de José Luis y siguió la ruta de la camioneta.

Después de las siete de la noche comenzaron los rumores de que un reportero había sido secuestrado.

“Nadie me lo confirmaba ni me lo desmentía. Era un rumor muy fuerte”, recordó Luis Alberto Díaz, director del noticiario Línea Directa.

Una hora después ya se mencionaba el nombre de José Luis como la víctima, por lo que directivos de Radio Sistema del Noroeste (RSN), empresa para la que trabajaba, exigieron a las autoridades que actuaran de inmediato para encontrarlo con vida.

Presión y reacción
La desaparición del periodista generó desde el principio descontento y preocupación. Los comunicadores y medios de Comunicación, como no había ocurrido hace varios años, se unieron para exigir a los gobiernos estatal y federal que lo encontraran con vida. Representantes del gobierno del estado dijeron que era su prioridad y que había grupos especiales buscándolo.

La Procuraduría General de Justician de Sinaloa inició la averiguación previa Moch/412/09 por el delito de privación ilegal de la libertad. La PGR también abrió un expediente, el 605/2009, por lo que desde el principio, de acuerdo con el subprocurador de Justicia del estado, Rodrigo Castro, compartieron información.

El jefe de investigaciones de la Policía Ministerial del Estado, Jesús Escalante Leyva, se encargó de las primeras pesquisas, pero apenas habían transcurrido unas horas cuando fue acribillado a unos 50 metros de la corporación. El agente había sobrevivido a un atentado en julio de 2008, que iba dirigido contra el comandante Jorge Constantino Sajarópulos Corona. Desde un principio los funcionarios estatales dijeron que su crimen podría estar vinculado a la desaparición de José Luis.

Los reporteros denunciaron que por el asesinato de Escalante se detuvieron las indagatorias sobre la desaparición del reportero, por lo que unos 40 comunicadores se plantaron frente a las oficinas de la Procuraduría en Los Mochis, para exigir que aceleraran su trabajo.

Paralelamente, la estación de radio donde trabajaba Romero pidió a la sociedad, a través de sus programas y de su página de Internet, ayuda para localizarlo. La respuesta fue el anuncio de la incorporación de militares y policía federal en la búsqueda del comunicador.

El viernes 15 de enero, un día antes de encontrar muerto al periodista, muy temprano una manta apareció colgada en un puente, en una zona conocida como el Trébol, en la salida sur de la ciudad de Los Mochis, lugar de mucho tránsito vehicular. En ella se leía:
“Devuelvan a José Luis Romero. Ejército busquen en Plan del Río, Guasave”.

El municipio de Guasave es vecino del de Ahome, donde se ubica la ciudad de Los Mochis, y allá un grupo del Ejército y de policías se movilizó, mantuvo vigilancia e inspeccionaron algunos domicilios. No hubo reporte oficial de alguna corporación.

En esa manta colocaron varios nombres de los supuestos autores de la desaparición de José Luis Romero, además de responsabilizarlos de secuestros y extorsiones en la región.

De acuerdo a información de las autoridades, esos nombres corresponderían a operadores de la organización de los hermanos Beltrán Leyva y de los autollamados “zetas”, que se han aliado para enfrentar a la asociación conformada por Joaquín Guzman Loera “El chapo” e Ismael Zambada García, “El mayo”. Sin embargo, los investigadores consideran que podría ser una denuncia real o parte de una estrategia de confusión y distracción.

El crimen organizado
Alrededor de las dos de la mañana del sábado 16 de enero, en las oficinas de la Policía Municipal se recibió la llamada anónima en la que una persona denunciaba la existencia de una bolsa negra con un cadáver, sobre la carretera los Mochis-San Blas, en el poblado Santa Blanca, a unos 15 minutos de Los Mochis.

Los peritos y agentes llegaron pronto al lugar. Se toparon con cuatro bolsas negras cerradas con un plástico amarillo. Al abrirla encontraron el cuerpo del periodista que tenía las manos hacia adelante amarradas con un pañuelo rojo, vestía pantalón de mezclilla y camisa color verde. “Tenía más de 15 días de muerto”, explicó en conferencia de prensa, el subprocurador Rolando Bonn López.

Informó que el cuerpo tenía tres impactos de bala, dos de ellos en la cabeza y uno en el hombro, de donde habían podido extraer los restos de una bala y estaban analizándola para conocer el calibre.

El lugar en el que fue encontrado no es el mismo en el que lo asesinaron. La bolsa por fuera estaba limpia, los peritos no encontraron restos de sangre y, por el contrario, el cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición y con restos de tierra. Una de las hipótesis es que fue asesinado pocas horas después de que lo secuestraron y lo enterraron.

Los reporteros consideran que fue gracias a la presión que ejercieron ellos, junto con sus medios y a nivel nacional, lo que obligó a los responsables “presentar” los restos del reportero.

La necropsia también reveló que José Luis fue torturado. Los restos: varios huesos fracturados en ambas manos y también el fémur izquierdo.

Sobre Eliud Lorenzo Patiño poco se ha informado. El procurador general de Justicia de Sinaloa, Alfredo Higuera Bernal, comentó que se conoció la identidad de esta persona y que había pertenecido a las Fuerzas Armadas, a partir de la denuncia por secuestro que interpuso la esposa del ex militar.

Ante la información existente y la forma en que ocurrieron los hechos, las autoridades decidieron enviar la averiguación previa a la PGR, por estar involucrados, aparentemente, miembros del crimen organizado.

Las investigaciones
El procurador Higuera Bernal explicó en los primeros días de la desaparición de José Luis que no se definía una línea central de investigación, sino que se analizaba todo, incluyendo la vida del ex militar.

"Hasta este momento – explicó-- no lo podemos determinar, estamos atendiendo las dos vertientes, las actividades periodísticas de José Luis Romero, como también alguna otra actividad de otra naturaleza en la que estuviera participando él o la otra persona (Eliud Patiño)".

Una de las hipótesis que plantea la autoridad, es que Romero y algunos otros reporteros hubiesen difundido alguna información que incomodara a integrantes del crimen organizado. Tras la desaparición de José Luis, algunos informadores aseguran que fueron amenazados.

También las mismas autoridades indagan sobre la vida personal del comunicador, porque existen rumores de que el reportero tenía relación con narcotraficantes y ladrones. También las autoridades han sumado a las investigaciones las propiedades y equipo para siembra que tenía.

“No te sabría decir si son verídicos o no (que eso están investigando), pero descalificar suele ser la principal excusa para que las autoridades no investiguen. Es muy fácil hablar contra quien no se puede defender”, soltó molesto Luis Alberto Díaz.

Para el director de Línea Directa, José Luis era muy buen reportero, siempre manejaba notas “muy exclusivas, tenía una buena relación con el Ejército y las autoridades estatales y municipales”.

Los pobladores lo conocían como “el amigo de los policías”.

Díaz aseguró que para estar seguro, el año pasado investigó a José Luis, para descubrir si recibía dinero o no, fuera de su salario, y los resultados fueron “que estaba limpio”.

“Ni siquiera le conocí vicios –añadió-- o que fuera borracho, ni drogado como otros reporteros”.

Hasta el momento, explicó el director del noticiario radiofónico, se ha ido confirmando que lo asesinaron por motivo de su trabajo.

La despedida
El domingo 17 de enero enterraron a José Luis.

Antes llevaron su féretro a la iglesia de San Juan de los Lagos. Estaba su familia, amigos y compañeros. Al terminar la homilía inició el cortejo fúnebre que tuvo como parada intermedia las oficinas de la estación de radio en la que trabajó gran parte de su carrera profesional: Radio Sistema del Noroeste.

Romero tenía 43 años. Era un hombre delgado, agradable, buen amigo y conocedor de la cobertura policiaca. Nació en el ejido de San Lorenzo Viejo y la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública la cursó en la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Para 1986, terminando la licenciatura, inició sus prácticas en la Organización Impulsora de Radio de Los Mochis, en el noticiario Noticentro. Tres meses después fue contratado en otro programa de noticias llamado Notisistema del grupo RSN.

En 1997, en esa misma empresa, participó en la fundación del noticiario Línea Directa, en el que continuó cubriendo los temas de seguridad y justicia de los municipios del norte de la entidad: Ahome, El Fuerte y Choix, entre otros.

Entre 2006 y 2008, José Luis cursó algunos talleres sobre periodismo radiofónico, técnicas de reportaje y crónica, y en dos ocasiones recibió, de la Asociación de Periodistas “Aarón Flores Heredia” de Los Mochis, el reconocimiento de mejor reportero del género policiaco.

Cuando su féretro llegó a la entrada de las oficinas de RSN, el edificio naranja se llenó de sus compañeros y amigos. El director general, Manuel Francisco Pérez Muñoz, habló de su rectitud, de su responsabilidad profesional y “su inigualable compañerismo”.

“José Luis, te quedas con nosotros por mucho tiempo, te vas físicamente, pero tu ejemplo, tu trabajo, tu amistad siempre la tendremos con nosotros”, expresó, Luis Alberto Díaz, director de Línea Directa, soltó sin dudarlo: “Hacer el compromiso de seguir firme, de seguir exigiendo que esto se aclare, que haya justicia, de seguir exigiendo a las autoridades que hagan su trabajo es la petición que hacemos a las autoridades y cada vez que abramos el micrófono estaremos recordando a José Luis Romero”.

Así sus compañeros tuvieron oportunidad de llorarle y despedirlo con aplausos.
Después inició un recorrido un poco más largo, lo llevaron hasta su pueblo: San Lorenzo Viejo. Allí lo velaron, en la casa de sus padres. Luego lo sepultaron en el panteón de Los Algodones, poco antes de las seis de la tarde del domingo, cuando prácticamente se cumplían 18 días de su desaparición, cuando había iniciado, para su familia, el dolor de su ausencia.

Vestigios
Tras la muerte, las huellas y el impacto.

Algo en Los Mochis se descompuso. Los reporteros no se sienten seguros y no saben qué hacer con su miedo. Muchos han sido cautelosos toda su vida sobre la cobertura de temas vinculados al crimen organizado, ahora no saben si lo hacen bien o deben cambiar.

“El asesinato de José Luis nos trajo inseguridad en nuestra profesión, muchas dudas y la autoridad no da respuestas. Dicen que alguno que otro reportero ya está pidiendo su cambio o piensa ver qué hace”, comentó un reportero de la zona.

El director de Línea Directa empleando un tono molesto aseguró: “nos sentimos solos, abandonados por las autoridades, estatal, federal y municipal. No tienen presencia acá, anduvieron el año pasado cuando no se les necesitaba y desde que se vino el problema de los electricistas se fueron de Sinaloa. Los grupos están dando golpes para meter sicosis a la sociedad y en eso la autoridad no sirve para maldita la cosa. A veces sólo se toman fotos para presumir que estuvieron ‘en la zona de guerra’”.



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