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Discurso por Mariano Castillo
Mariano Castillo
Yo puedo hablar del punto de vista de un reportero que está entrando e investigando el mundo del narcotráfico por la primera vez.

Yo vivo en Laredo, Tejas, aqui nomas, al otro lado del puente. Llegé hace sies meses. Y aunque esta no es la primera vez que yo vivo en la frontera (viví en el Valle de Tejas, cerca de Reynosa y Matamoros por dos años), esta región ha sido una experencia totalmente diferente.

Aqui, la violencia forma parte de la vida diaria y tiene nexo con cualquier tipo de reportaje que uno puede imaginar. Un reportaje sobre el turismo, un reportaje de la economia, un reportaje social – todo está afectado por la violencia.

Entonces, para entender todos los aspectos de esta región, hay que entender lo básico sobre las raíces de la violence, el resultado de una guerra entre el cártel del golfo, y una federación entre los cárteles de Sinaloa y Juarez.

Yo empecé con un viaje en taxi. En mi primera visita a Nuevo Laredo, contraté un taxista como guia, y por viente dolares me dío un tour de la ciudad. Los taxistas siempre conocen mucho de las ciudades donde trabajan, y aprendí que aquí no era diferente. Ese taxista me dío una vuelta por la dirrección de seguridad publica, el consulado Americano, y la presidencia municipal. Pero también me llevó por muchas de las colonias de la ciudad. El taxista me llevó por las colonias mas pobres, donde los grameros venden drogas de las tienditas. Me mostró donde fueron los asesinatos mas hablados de la ciudad. Pasamos por calle tras calle de casas en renta o venta, donde antes vivia la gente con dinero antes que llego la violencia.

Una vez que comencé a cubrir algunos de los actos violentos que resultaron de la guerra entre los cárteles, aprendí a ser respeteso de la información que los oficiales prefieren no difundir. Estamos aquí en esta conferencia para hablar de la seguridad de los periodistas, pero también nosotros tenemos que tener en cuenta la seguridad de las fuentes con quienes no seria posible nuestro trabajo. Así fue que decidí como yo iba a encontrar información del mundo del narcotrafico para mi periodico: tomando el tiempo para crear unas relaciones francas y humanas con los investigadores y agentes.

Aquí, cuando un policia o un comandante no quiere dar detalles de cual de los cárteles fue el responsable, or para quien trabaja un sicario que está preso, yo no lo empujo. Por lo menos, no al principio.

No es como los estados unidos, donde reporteros pueden fastidiar a los policias hasta que les den la información que buscan. Antes de venir a Laredo, yo cubria las notas policiacas en San Antonio. El proceso era complamente conforme. Yo llamaba a un vocero del departamento de policia de San Antonio varias veces al dia. El me dice que noticias habian pasado durante la noche. Yo le pedia una copia de los reportes, y el me los mandaba por fax. Si yo tenia alguna pregunta, no mas lo volvia a llamar y me contestaba.

Aquí no es tan simple. La razón es la sensibilidad de la noticia. Y hay que respetar eso. Si parace que esta sugerencia dejara huecos en sus reportajes, no es asi. Con el tiempo, y con la confianza ganada, cada vez los mismos oficiales te daran más informacion.

Toma tiempo. No se decir cuanto tiempo, pero si les puedo contar que después de sies meses, yo siento que nomás estoy dandole a la superficie.

Otra cosa que me ayuda: cada vez que cruzo a Nuevo Laredo para hacer un reportaje, siempre traigo ejemplares de mis articulos anteriores. Se los doy a todos los oficiales que pueda, especialmente si fueron una fuente para me anteriormente. La mejor manera de crear relaciones de confianza es mostrarles tu trabajo – como evidencia – de que eres un reportero objectivo y que representas los hechos asi como fueron. Igualmente, con frequencia, cuando hago una entrevista con un oficial que yo no conocía antes, le prometo una copia del reportaje cuando se publique. Cumplir una promesa tan simple ayuda un monton en el futuro.

Es verdad que los periodistas Mexicanos que trabajan en Nuevo Laredo y nosostros – los periodistas norteamericanos que visitan de vez en cuando, trabajamos en una realidad distinta.





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