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Elizabeth Obando Murcia
11 de julio de 2002

ELIZABETH OBANDO MURCIA,  Colombia

Elizabeth era la menor de los tres hermanos Obando Murcia. Comercializaba lanas y sacos en Roncesvalles, un poblado del departamento colombiano del Tolima, cuya capital es Ibagué, en el centro del país. En su vivienda se hospedó más de alguna vez el cura párroco, cuando llegaba al pueblo. Y del bolsillo de ella salía muchas veces el dinero para pagar a los maestros cuando los recursos no llegaban a tiempo, garantizando así la continuidad de la educación en su comunidad.

Allí la gente vive de los cultivos de café, algodón, arroz y sorgo. También hay ganaderos. Desde 1992, es El Nuevo Día el periódico regional, que se mantiene aún pese a que su sala de Redacción ha sido frecuentemente asediada por amenazas escritas y telefónicas por parte de grupos guerrilleros, paramilitares, delincuencia común y  sectores corruptos. Unos cuantos de sus periodistas han abandonado el lugar y otros pocos incluso salieron del país.

En Roncesvalles el periódico era distribuido y vendido por Elizabeth Obando, quien agregaba así otra modesta actividad a su pequeño local comercial. Hasta el día en que el jefe de la guerrilla de las FARC en la región, alias Donald, se cruzó con ella en la plaza pública, reclamándole por la publicación de varios artículos que denunciaban los abusos de las FARC sobre habitantes de los municipios de esa zona, a quienes les expropiaban sus bienes, quitaban sus tierras e incluso  reclutaban a sus hijos menores. Luego de insultarla, y ante la mirada sorprendida de la mujer que nada tenía que ver con el contenido editorial, le prohibió vender el periódico en el área, amenazándola de muerte si lo hacía.

Tal peligrosa advertencia fue comunicada por escrito el 3 de marzo de 2002 al supervisor de agencias del diario, agregándole que “no lo he llamó antes debido a que el tema no se puede hablar por teléfono”. Dado el riesgo, se resolvió suspender la distribución de El Nuevo Día en el pueblo. Pero la medida de nada serviría. Cuatro meses después, cuando Elizabeth regresaba a Roncesvalles en un bus desde Ibagué, el vehículo fue interceptado por insurgentes armados, quienes la bajaron y fusilaron en el acto, agonizando tendida en la carretera hasta que la guerrilla permitió que la llevasen al hospital más próximo, donde murió dos días después.

El periódico nunca ha dejado de publicar sus denuncias como un homenaje a una mujer que todos reconocen por su trabajo y forma de ayudar a los demás. Sin embargo, el crimen permanece en la impunidad. La investigación para dar con el autor o autores del crimen nada ha aportado al proceso. La Fiscalía Especializada de Ibagué tiene el caso en etapa de instrucción. Como medida de seguridad se dictó una orden de captura contra Gustavo Bocanegra, alias Donald, presunto autor intelectual. Eso es todo. La justicia no avanza. No hay ningún sospechoso detenido. 



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